La noche en el Auditorio de la Escuela de Arte Multimedial Da Vinci era extraordinaria. Arrancamos con una escena clásica: la intro de 2001: Odisea del Espacio, del maestro Kubrick. Micos, micos aprendiendo, micos evolucionando, descubriendo. Rodeado de micos y de afecto.
No hay manera en palabras de transmitir todo mi agradecimiento. Sinceramente, no tengo cómo. Me llegaron literalmente decenas de mensajes y felicitaciones, muchas palabras de afecto que me sorprendieron, de amigos y de nuevos amigos. También fotos como la que encabeza esta notita (¡gracias Facu Gambier!). Y de nuevo gracias a Carlos Martínez y demás genios detrás de la Escuela Da Vinci.
Pero quise publicar esta entrada del blog porque me llegó este mensaje que ven a continuación. Que le da sentido a todo. Que justifica todo. No puedo decir nada más que gracias:
“¡Hola Dan! El día de ayer llegué a saludarte pero ante tanta gente no llegué a decirte algo que te quería decir, así que me lo guardé para comentartelo hoy por acá, así lo lees tranquilo.
Estoy muy feliz de que la suerte me haya ayudado. Hace meses estoy pasando una crisis conmigo mismo ya que siempre pensé en diseñar juegos, pero como bien sabés, a veces la vida te pone todas las trabas para que hagas lo que realmente te gusta.
En este momento trabajo en un lugar que no me complace, vivo una vida que no me llena, y lo único que me entusiasma son esos mundos ficticios que te hacen vivir una vida que no es ésta. Desde chico supe bien qué tenía que hacer: escribía una historia fantástica, en un mundo completamente nuevo con reglas diferentes a las nuestras. Con el paso del tiempo, después de diez años, nunca pude terminar lo que me propuse hacer.
Y eso es lo que me tiró tan abajo este último tiempo: saber que quería crear. Por mucho tiempo averigué en Da Vinci e Image Campus, pero por temas económicos nunca pude cursar. Y por estas razones me empecé a sentir abajo, muy abajo.
Antes de ayer, el martes, estaba acá en la oficina como todos los días. Pensé lo mismo que pensé tantas veces: buscar algún estudio (de nuevo) con la esperanza o la convicción de que esta vez podía hacerlo. Por lo menos un curso.
Y ahí encontré tu libro.
La sorpresa y la emoción me volvieron al cuerpo, al alma. Y más aún cuando me di cuenta lo recién salido del horno que está el material y que justamente, al día siguiente, lo ibas a presentar nada más ni nada menos que en la Da Vinci.
No lo pensé mucho y supe qué tenía que hacer.
Por eso Dan, te agradezco completamente la puerta que le estás abriendo a mucha gente que puede estar sintiendo lo mismo que yo.
Algunos me toman de loquito, vicioso, pero no todo el mundo comprende lo que es amar el gaming, el juego, y todo lo que hay detrás. Lo que te enseña, lo que te deja, que es mucho.
Desde que tengo 3 años juego desde el Mario Bros hasta lo del día de hoy. Está en mi sangre y lo entendí, lo asimilé, lo comprendí. Este amor por el juego es lo que me estaba intentando decir a mí mismo todo este tiempo, y te agradezco muchisimo, de corazón, el esfuerzo que diste y aún das para aportar, no un grano de arena, es una bolsa de arena este libro.
Me decidí, tengo que dedicarme a esto.
Una vez más, te agradezco enormemente. Me encantó la reunión ayer, y ojalá la vida me dé la oportunidad de poder hablar con vos.
Y una cosa más, me encantó lo que llegamos a “diseñar” (con un amigo que me acompañó) de tu juego de Cthulhu, tanto que hasta me gustaría contártelo algún día jaja.
Dan, nuevamente gracias y perdón por mi largo mensaje, pero bueno. Sentía que no me lo podia guardar.
Abrazo
Lionel Marti Demarco