ficción lúdica

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1964

Corazón del Japón

El bebé de Hiroshima

Por primera vez los Juegos Olímpicos se transmiten por televisión a todo color y para todo el mundo, que por entonces lo forman solamente Norteamérica y Europa. Los fastuosos estadios nipones de tres mil millones de dólares, construidos a la medida del acontecimiento, son sede de la vigésimo tercera edición del tradicional campeonato internacional. Hiroshi Yamauchi ahora tiene una pantalla algo más grande para ver a los atletas en colores, pero más que nada para el inédito comercial de sus renovadas cartas Disney de estilo deportivo.

Mickey salta vallas, Goofy levanta pesas, Minnie es buena luchadora de judo, deporte de estreno olímpico en honor al país anfitrión. Cientos de miles de barajas están en la línea de largada, en los puntos clave de todo el Japón. Las ventas deberían ser magníficas. Las acciones de Nintendo van subiendo lentas pero seguras.

La vista de Hiroshi queda nublada por la emoción cuando el último relevo de la Antorcha Olímpica hace su entrada al estadio de Hiroshima. La muchedumbre se abre para permitirle pasar con la llama en alto. Es Yoshinori Sakai, apodado «el bebé de Hiroshima» porque ha nacido el día de la tragedia. La televisión japonesa lo muestra en cámara lenta, una sorpresa reservada para el simbólico momento. Nunca antes se han visto imágenes en cámara lenta, y nunca tan emotivas. Yoshinori representa la reconciliación y el valor del pueblo japonés, devastado y nunca recuperado. Las lágrimas brotan en todo el país.

 


Marvin Clock

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