1956
Clearfield, Utah
El platillo volador
Trece años tiene Nolan, y ya mide casi un metro ochenta. Es muy inteligente y muy indisciplinado, así que no es raro verlo encerrado en su cuarto, mirando por la ventana del segundo piso cuando sus padres mormones le piden reflexión. En esos días se aburre y lee filosofía. Pero esta tarde, aprovechando el castigo, trabaja en un asunto extraordinario.
Nolan sabe que le traerá problemas –seguro otra «semana de reflexión»–, pero no puede evitarlo. La vida está hecha para probar cosas nuevas. Ha construido una cometa que pintó de negro y ahora está colocándole todas las lamparitas eléctricas que hay en la habitación y lidiando con la extensión del cable. Por la noche, con viento a favor, la prensa verá un estupendo platillo volador flotando sobre los tejados del vecindario.
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