1500
Europa
Juego de tronos
De quién fue la idea, quién lo hizo primero: la eterna lucha por prevalecer. Los naipes no escapan a esa lógica. Pareciera que las barajas son todas diferentes, pero sus similitudes tan visibles que parecen la misma cosa. ¿Nacieron de idéntica matriz y se diferenciaron con el correr del tiempo? ¿O de vientres distintos y luego de tanta convivencia promiscua se fueron pareciendo?
Al menos por el 1500 ya coexisten los mazos de tarot, las cartas españolas, la baraja francesa, la inglesa y la alemana.
De parecido tienen que se dividen en cuatro familias o palos y hay figuras. Reyes y reinas, aunque los españoles en algún momento han dejado de lado a estas últimas, tal vez para que el rey no llevara el trece, el número de la mala suerte. También hay sirvientes o campesinos.
Quién sabe si primero fue el tarot. Es el mazo más completo. Veintidós arcanos mayores, o triunfos, y cincuenta y seis arcanos menores, divididos a su vez en cartas bajas o falsas –numeradas del uno al diez– y en honores o figuras: paje, caballero, reina y rey.
Los naipes españoles son cuarenta, del uno al siete, más sota, caballo y rey. Los ochos y los nueves también han sido desplazados, vaya a saber por qué ibérico capricho. Aunque, a veces, se encuentran mazos completos. La espada de Marte, el basto de Saturno, el oro de Plutón o la copa de Baco adornan cada carta.
La baraja francesa consta de cincuenta y dos cartas, que pueden ser rojas, corazones y diamantes; o negras, tréboles y picas. Van del uno al diez, más valet, dame et roi. Como los franceses tienen la manía de ponerle nombre propio a todo, Judith, la hermosa hebrea que le corta la cabeza a su asirio enamorado, Holofernes, es la reina de corazones; la estéril Raquel, la de diamantes; Pallas, la diosa Atenea, la de picas; y Argine, «regina» escrito al revés, dama de trébol. Los reyes son grandes reyes: Charles, por Carlomagno; César, por el romano; David, el que baja al gigante de un hondazo; y Alexandre, por el gran macedonio. Los valets son Lahire, que luchó junto a Juana de Arco; Héctor, el príncipe troyano encargado de la defensa de la ciudad; Ogier el danés, quien fuera enemigo y amigo de Carlomagno; Lancelot, caballero de la Mesa Redonda. A veces, Héctor, Pallas y César aparecen dibujados de perfil …on ne sait pas pourquoi.
Los ingleses, siempre prácticos, toman la baraja francesa que ya está lista y se ve muy bien. Solo que el rey, la dama y el valet, pasan a ser the King, the Queen, the Jack.
Pero de la baraja alemana se dice que es previa y que da origen a la francesa. Y es probable que la baraja española sea origen de la alemana. Menos profusos y más pastoriles, los germanos tienen solo treinta y seis cartas, del seis al diez, más las figuras: el inferior llamado Unter; la superior, que es una dama, Ober; König, el rey; y Daus, un dos que funciona como as. Los palos son cuatro: campanas, hojas, corazones y bellotas.
Y como si fuese un acto de legítima justicia, en los mazos de naipes de cualquier origen el rey lleva su corona. Pero el as, el que menos numeración tiene, ¡el marginal!, es quien puede comprometer el poder del rey. En el juego, como en la fiesta, el tiempo se detiene y el orden se subvierte por un rato.