1933
Kioto
Niño arrogante
Seis años tiene Hiroshi, incómodo en su nuevo uniforme escolar. La tela gruesa, los zapatos ajustados, la gorra con visera, la mochila de cuero con cuadernos y pinceles: insoportable. Se siente un tonto. Pero marcha impetuoso por el pavimento junto a los demás niños, apretando fuerte la delicada mano de Kimi Yamauchi, su madre.
Es el primer día de primaria y todos van con sus familias. Hiroshi no tiene padre, porque este lo ha abandonado tres años atrás para irse a otra provincia. Pero al final de la calle ve un rostro conocido que sonríe y le ofrece un paquetito envuelto en un papel de vivos colores. Su abuelo Sekiryo ha venido a saludarlo. Hiroshi se planta serio ante el anciano, hace una reverencia, recoge su regalo y sigue camino con paso firme y ceño fruncido. Después de todo, sin su padre a la vista, es el futuro heredero de Yamauchi Nintendo.