2017
Charlottesville, Virginia
El año del robot
Luego del gran portazo en Warner, que lo dejó afuera de su querida Atari allá por 1978, Nolan Bushnell recordaba sus primeros sueños: trabajar haciendo parques de diversiones para Disney. Siguiendo ese deseo había fundado alguna vez un extraordinario espacio de recreación donde reunía dos pasiones, los juegos y la gastronomía. Chuck E. Cheese’s Pizza Time Theatre era un restaurante de comidas rápidas muy particular: tenía máquinas de arcade con los grandes éxitos de Atari, y un montón de coloridos muñecos animatrónicos con forma de animales, capaces de moverse y cantar para los pequeños y sus familias.
Chuck E. Cheese era un ratón que entonaba chistoso y le daba nombre a la cadena de locales, que se iban abriendo en todas las ciudades del país. Nolan pensaba que los robots eran el futuro del entretenimiento, y de muchas otras cosas. Por desastres financieros había vendido la marca a Warner, pero luego de su salida la había recuperado con lo que le quedaba. Pero quería más. Nolan nunca podría parar. Desde ese maldito año de 1978 se había concentrado en crear una cantidad de empresas, y todas eran innovadoras. Catalyst Technologies había sido la primera incubadora tecnológica; Etak, el primer sistema de navegación vehicular; Androbot, la primera compañía de robótica personal; ByVideo, el primer sistema online para comprar en kioscos; Brainrush, el primer juego educativo basado en tecnología del lenguaje, capaz de acelerar y mejorar el aprendizaje. Habían sido casi veinte. Su último emprendimiento era Modal VR, una plataforma de realidad virtual inalámbrica para múltiples usuarios.
Y ahora está aquí, el viejo Nolan, echando una firma para integrar el directorio de Perrone Robotics, proveedor de plataformas y tecnologías para facilitar el desarrollo de software de navegación automática para automóviles y aplicaciones para la nueva generación de robots. Y, mientras firma, el padre de Atari sopla un enorme anillo de humo.
