ficción lúdica

232

1997

La Ciudad Olvidada

Aerith Gainsborough

Corremos desesperados hacia las profundidades de la gran ciudad en ruinas, siguiendo el rastro de la hermosa vendedora de flores, que ahora descubrimos mucho más. Aerith es la última de la raza ancestral que solía habitar el mundo, y la única con el poder de salvarlo. No hemos logrado detener a Sephiroth, ni impedirle que se haga con el poder de la materia oscura. Un enorme horror crece en los cielos.

Avanzamos con el corazón al galope, luchando en forma intermitente con las criaturas de los túneles. Los minutos parecen eternos. Cuando por fin la vemos, rezando frente el altar, y ella nos devuelve la mirada con sus grandes ojos luminosos, sonreímos, justo un instante previo al desenlace. Entonces se produce un fenómeno en nosotros, en todos los que estamos o estaremos jugando a Final Fantasy VII: lloramos. Se nos humedecen los ojos, tal vez se nos caen un par de lágrimas. Es un juego de rol japonés, el primero de la serie en llegar a Occidente. Un juego, nada más, producido por los artistas de Square. Pero la escena penetra en el cuerpo, en el corazón, nos mata. Es uno de los momentos más conmovedores de los videojuegos. Más tarde unos dirán que no fue para tanto, que sólo es ficción. Otros guardarán el recuerdo en secreto.

 


Marvin Clock

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